Costa y sur Atlántico

Te recogemos en el aeropuerto y salida hacia la ciudad costera de Essaouira. En el camino haremos una parada, ya que es la tierra de cultivo de Argán. Esta es una oportunidad para visitar una cooperativa de mujeres que elaboran aceite de Argán, el oro líquido de Marruecos. El aceite es famoso por sus propiedades culinarias, cosméticas y medicinales. Y también por las divertidas cabras que suben a sus árboles. Nos pararemos a verlas y podremos hacer unas fotos.

Essaouira es también conocida como la "Ciudad del viento". Atrae a surfistas de todo el mundo. En junio acoge el Festival anual de música Gnawa de renombre internacional. La ciudad tiene ahora un ambiente bohemio y marítimo. Muchas civilizaciones pasaron por Essaouira, predominando la arquitectura producto de la ocupación portuguesa. Sus características puertas azules y paredes blancas de pueblo pesquero, hacen que se la considere la joya del mar de Marruecos. Puedes explorar la ciudad, la Fortaleza de Skala y ver la madera de Thuya tallada por los artesanos. Camina por los callejones de la medina y por el puerto entre sus famosísimas gaviotas que sobrevuelan las barcas azules de los pescadores.

A unos 20 km al sur de Essaouira, se encuentra la coqueta Sidi Kaouki, antigua aldea de pescadores. Ahora es un enclave bohemio y pintoresco de largas playas salvajes de arena fina entregadas al Atlántico a menudo desérticas. Si no has montado nunca un dromedario, igual que en Essaouira, se puede pasear por la playa en uno de ellos. A un extremo de la misma, se erige el marabú de Sidi Kaouki, lugar espiritual en el que se celebra una fiesta anual en honor a este santón. Podremos tomar algo en alguno de los cafés. Restaurantes y albergues están dispuestos todos a modo de larga hilera que recorre la única calle del pueblo. Es la delícia de surferos y amantes de deportes acuáticos que requieren viento.

Desde allí seguiremos por carreteras secundarias cruzando el bosque de Argán hasta llegar a Agadir. Esta ciudad bereber es uno de los mejores balnearios para disfrutar de la gastronomía marroquí e internacional. Podremos relajarnos en la playa desde el amanecer hasta el atardecer. Visitaremos la antigua Kasbah en una colina a 7 km al noroeste de la ciudad, con buenas vistas del puerto. También podemos visitar una tienda productos hechos a base de higos, y comprar en los diversos bazares todo tipo de recuerdos.

Por la mañana salimos de Agadir y seguimos dirección sur a Tiznit, lugar de encuentro entre mar y desierto. Tiznit está en la hermosa región de Souss, donde se respira la serenidad entre árboles de argán, olivos y palmeras.

Visitaremos la Kasbah de Tiznit en la que los artesanos trabajan con la plata, actividad por la que se conoce la ciudad en todo Marruecos.

Seguiremos nuestra ruta por playas de perfiles paradisíacos como la playa de Legzira o Mirleft hasta Sidi Ifni. Ésta es una antigua colonia española que parece parada en el tiempo, donde visitaremos la medina.

Desde Sidi Ifni atravesaremos Guelmim, la puerta del Sahara Occidental, famoso por sus mercados semanales de dromedarios. Esta jornada es también para disfrutar de las playas del Atlántico, ya que recorreremos algunas tan bellas como la de Playa Blanca o Tantan.

Después de Tantan, empezamos a viajar dirección norte hacia Tafraout, una pequeña ciudad situada fuera de las principales rutas turísticas. Se encuentra en un valle repleto de rocas de granito rosa, célebre por sus colores. Es en este valle que el artista belga Jean Verame realizó en 1985, una obra de colosales dimensiones, pintando de azul y rosa varios bloques rocosos, cuya particularidad vale la pena visitar. En primavera el espectáculo de los almendros que florecen es también un motivo para viajar hasta allí. La artesanía de la zona también es muy característica.

Dejaremos atrás el paisaje de almendros y argán que nos ha acompañado hasta ahora. Y es que después de Ighrem hasta Tata el paisaje se convertirá en el típico del sur marroquí: montañas desérticas donde los estratos dibujan formas imposibles y estrechos valles flanqueados por escarpadas paredes esporádicamente jalonados de pequeños oasis. Aunque la carretera es rápida, nos detendremos a disfrutar y fotografiar el caprichoso paisaje. El alto en el camino lo haremos en Foum Zguid, la última ciudad antes del desierto, que es un centro estratégico para las fuerzas armadas.

La ruta de Foum Zguid a Mhamid es otra de las rutas más típicas de Marruecos por haber sido parte del recorrido de varios dakares en su época africana, aunque se realizaba en sentido inverso.

Llegaremos hasta el desierto de Iriki y podremos disfrutar de la belleza de las dunas de Chegaga. Aunque no son tan espectaculares como las de Merzouga, son ideales para aquellos con poco tiempo pero ganas de estar en el desierto. Allí tomaremos un té a la menta de bienvenida y aprovecharemos lo que queda de tarde para gozar de la puesta de sol en el desierto. Llegar al campamento con un paseo con dromedarios es una opción que recomendamos.

Desde Chegaga nos acercaremos a Mhamid, pueblo situado a 100 kilómetros al sur de Zagora. Era antiguo lugar de paso de caravanas entre Marruecos y África central. Después completamos el recorrido dirección Zagora, cruzando varios oasis.

La nueva ciudad de Zagora fecha de los tiempos del protectorado francés, del que era uno de los centros administrativos. Sin embargo, el oasis estuvo de mucho antes habitado, porque ya la expedición de los Saadi a Tombuctú data de 1591. El famoso letrero en el centro de la ciudad que reza “Tombuctú 52 días” aún sigue en pie. Zagora está dominado por el Jbel Zagora y amplios palmerales a su alrededor.

Dejamos la arena del desierto y atravesando el valle del Draa, el tercer oasis más grande de todo el país, empezamos la ruta de vuelta a Marrakech. El valle del Draa, recorre el cauce de agua de las montañas del Alto Atlas, en ocasiones emerge triunfalmente en oasis llenos de palmeras y pueblos bereberes.

Después iniciaremos la vuelta hacia Marrakech, cruzando por el Alto Atlas y llegando al increíble puerto de montaña de Tizi n’Tichka a 2260 metros de altura. El Atlas es una gran cordillera repleta de paisajes extraordinarios que cruzaremos hasta el pueblo mágico de Ait Ben Haddou, que es una kasbah de las mejor conservadas declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

En función de la hora de salida del vuelo, tiempo libre para visitar la ciudad y hacer las últimas compras.

Traslado al aeropuerto y fin de nuestros servicios.