Los 9 mejores lugares, los más bellos que ver y visitar en Marruecos, en nuestra opinión. Te los describimos a continuación tal como los percibimos, ¿te animas a verlos con nosotros?
El desierto
Podríamos repetirlo hasta el infinito, uno tiene que haber ido al desierto al menos una vez en la vida. No en vano es la joya de Marruecos, en la esquina de su mapa, en la frontera con Argelia. Allí las dunas de arena del Erg Chebbi relucen bajo el sol como montoncitos de oro. La magia que se respira en sus noches estrelladas es inolvidable. La fiesta al son de los tambores y el crepitar del fuego es incomparable. Es la diversión en las mil formas de surcar el mar de arena y la introspección que genera su austeridad sublime. Es naturaleza en estado puro, y también una inmersión a lo que era la vida nómada ya casi inexistente. Encontrarte con una cultura aparte que sólo conservan las gentes del desierto.
Tours al desierto de Marruecos
La plaza Yamaa El Fnaa de Marrakech
Si, es verdad que no deja de ser un teatro pero que funciona como un imán al que vuelves una y otra vez. Es la plaza por la que pasear lentamente, en medio de la humareda de los puestos de comida por la noche. Y rodear los grupos de gente admirando las pequeñas atracciones de día. Parecen sacadas del cuento de las mil y una noches. Desde ella, ves la preciosa Koutoubia, imponente, marcando un perfil que ya no olvidarás en el horizonte. La plaza Yamaa El Fnaa se desgaja en callejuelas por las que empezar la aventura de perderse en el zoco, hasta que parece que no vas a saber regresar jamás.
Es un verdadero contraste cuando conoces la opulencia de exotismo y modernidad del resto de la ciudad. Marrakech es un balneario entero para disfrutar del lujo y la belleza del saber vivir. Es el «must», uno de los mejores lugares que visitar en Marruecos.
Chefchaouen
Seguro que todos hemos visto una y mil veces las calles azules de Chefchaouen. Se trata de un pequeño pueblecito a los pies de las montañas del medio Atlas cuya entrada fue prohibida a extranjeros durante mucho tiempo. El carácter sagrado del lugar se respira si puedes pararte en alguna callejuela sin gente y no hacer una foto. Porque es el marco perfecto para selfies, fotos de parejas, gatos, de sus habitantes, y de cada rincón o puerta. Lo puedes tomar también como base para excursiones maravillosas por el parque circundante. La vida alternativa que se desarrolla si pasas unos días allí, es también todo un aliciente para visitar Chaouen.
Volubilis
Ese yacimiento de la antigua Roma surge sorpresivamente en la ruta a las ciudades imperiales de Fez y Meknes. Le da un toque de historia común con los mediterráneos. Es como si fuera un contrapunto de ensalada que potencia el sabor del resto de platos en una comida. Lo mejor, visitar la imponente distribución de ruinas durante el atardecer. Cuando sus ocres y sombras resplandecen en el verde de la meseta, es el mejor momento. Te transportarán a la época del imperio que llegó a lugares insospechados de Marruecos.
Imlil y la excursión hacia el Toubkal
El Atlas es naturaleza agreste y salvaje, entre las nieves en lo alto y riachuelos más abajo, verde de árboles enormes y cimas que se amontonan una detrás de otra hasta llegar a la más alta, el Toubkal. Pueblos salpicando las laderas de marrón adobe, y ganado a su alrededor para subsistir. Mujeres recogiendo ramas para la leña del fuego y hombres cargando sus burros de mercancías. Niños por todas partes jugando. Caminos serpenteantes empinados que conducen al aire puro y fresco de las montañas. Carreteras eternas al lado de cauce de ríos que se abren paso entre las rocas. Uno se siente siempre pequeño entre las montañas del gran Atlas.
La Mezquita Hassan II de Casablanca
No sé si será porque se erige por encima de toda la metrópolis. Y porque también lo hace invadiendo el océano, sobresaliendo desde cualquier punto. Realzada para presidir el espacio, es esa soledad buscada que hace más imponente la Gran Mezquita de Hassan II. Si la miras de lejos dejando que el océano Atlántico esté entre tu y ella, ves como la mezquita se escapa de la línea de la costa mostrando lo que el poder humano es capaz de crear. De belleza sin igual. Si te acercas, te das cuenta de cuan grande es ese conjunto arquitectónico y la belleza de sus arcos y puertas por entre los que pasear. Si te adentras en ella, los mosaicos y los detalles de su interior te deslumbrarán.
El palmeral del Draa o del Ziz
Parece imposible a la vista que exista una extensión tan grande de palmeras en el mundo. Los soñados oasis multiplicados hasta el infinito. El verde rebosante de frescor que protege la vida en medio de ensenadas rocosas desiertas que serpentean siguiendo el cauce del río escondido. Es un regalo a los ojos que difícilmente se puede olvidar. La belleza de la vegetación lo inunda todo gracias a la abundancia de las aguas que la riegan. El viajero tiene ganas de adentrarse y pasear entre los dátiles, huertos y vida que crece en su interior. Allí va a disfrutar de su abundancia como si fuera el jardín del Edén.
Las callejuelas de la Medina de Fez
Si uno quiere sentirse de verdad transportado a otra época, tiene que ir a visitar Fez. Fez es la capital de las ciudades imperiales, de la historia y de la cultura de Marruecos. Alberga en su laberinto de calles y callejuelas de la medina una belleza particular por si misma. Y es que en medio de la sombra de los estrechos pasadizos entre los que deambulan paseantes y comerciantes con sus burros, trabajan los artesanos desde tiempos inmemoriales. El viajero entra en un submundo impresionante que pervive a su propio ritmo día tras día.
Tánger
No podemos dejar la ciudad que se está embelleciendo más fuera de esta lista de los mejores lugares que visitar en Marruecos. El aura de misterio que la precede la hacen más atractiva a ojos del viajero que busca nuevas experiencias. Tánger está modernizando sus infraestructuras y convirtiéndose en la bella hermana del norte que compite con exotismo con Marrakech. Su pasado europeo combina de manera exquisita con esa idea de la belleza marroquí en las nuevas instalaciones. La adecuación de su blanca kasbah y ese aire mediterráneo que la acompaña, hacen de este bello reducto su tesoro más preciado en medio de la modernidad digna de visitar que arrasa el resto de la ciudad. Más sobre qué ver en Tánger aquí.
Son los mejores lugares que visitar en Marruecos
Si, hemos dicho 9, pero podríamos nombrar algunos más… mira aquí: Marruecos en colores.
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