La kasbah y la medina de Tánger encierran un patrimonio histórico tan diverso y extenso como la historia de la ciudad. Descubre los lugares icónicos de esta visita.
Índice de contenido:
1. El barrio de Marshan
El parque de Marshan es el preámbulo de la visita de unas horas que se hace a pie para ver lo imprescindible del Tánger clásico, su Kasbah y su medina. La ciudad da para un par de días, o para muchísimo más, si se quiere conocer bien.
Las tumbas fenicias y el Café Hafa
El parque había sido hasta 2016 un estadio de fútbol que fue demolido para dejar este espacio abierto delicia de los niños. Así, es ahora una gran plaza delante del Palacio real, en el que el rey hace recepciones y reuniones cuando está en Tánger.
Siguiendo una callejuela del costado del mar, uno puede ir a tomar un té al mítico café Hafa, y practicar el maravilloso deporte de no hacer nada. Sólo charlar y contemplar el estrecho de Gibraltar. En días sin niebla se divisan perfectamente las costas españolas. Tan cerca, y tan lejos.
Después, a dos minutos a pie en dirección a la medina, desvío obligado al pequeño enclave de las tumbas púnico-romanas. Están excavadas en la roca y por desgracia no muy bien conservadas. Pero es un lugar sorprendente y desde donde se tiene una perspectiva abierta del puerto de Tánger. De él entran y salen los ferrys y atracan numerosos cruceros. En la roca, muchos marroquíes se sientan también a reposar la vista en el horizonte.
2. La Kasbah de Tánger
La entrada a la Kasbah puede ser por la puerta principal (Bab Kasbah) o una nueva alternativa por fuera de la muralla. Es un camino paralelo al paseo de Markala hasta un bonito mirador que conecta a la plaza principal de la fortaleza.
A nosotros nos gusta más entrar por Bab Kasbah, sobretodo si no se tiene la oportunidad de ver ninguna otra kasbah que la de Tánger. Da oportunidad de pasear entre las callejuelas de casas pintadas de colores hasta la mezquita de la Kasbah. El pórtico de colores en la entrada es muy bello. Y de allí se accede a la plaza de la Kasbah igualmente.
Allí, vale la pena visitar el museo de la Kasbah, Dar al-Makhzen o Museo de las culturas mediterráneas, en el renovado otrora palacio del sultán. Es un bello edificio con patio central y arquitectura del estilo marroquí de Tánger. Contiene una interesante colección de objetos artesanales de todas las épocas, armas y joyas. También hay restos de yacimientos arqueológicos próximos. El museo te ayuda a dar una idea de la historia milenaria de la ciudad.
Puedes aprovechar un pequeño descanso para tomarte un té o un refresco en una de las terrazas de la kasbah que tienen vistas impresionantes de la ciudad.
Desde la plaza de la Kasbah resplandeciente iluminada por el sol y sus paredes blancas, empieza el recorrido abajo hacia la medina de Tánger. Puedes orientarte escogiendo un itinerario según el color de unos pequeños letreritos que verás en las paredes de las esquinas. Pero el guía claro está, te llenará de significado todo lo que veas y es altamente recomendable en una excursión de un día.
3. Bab el-Assa y la medina
Aunque hay varias maneras de empezar, tantas como puertas a la medina, te aconsejamos que te acerques si ya estás en la Kasbah, a Bab el-Assa. Al lado de esta puerta se resguarda un precioso mosaico de tres arcos y las casas de antigua aristocracia. Después, callejeando observarás la vida de la vieja medina. Podrás ver aún algunos talleres y negocios locales. Funcionan aún los hornos de pan comunitarios donde las mujeres llevan la masa a cocer o platos de verduras para asar.
Depende del recorrido, encontrarás más o menos tiendas de souvenirs. Las hay de objetos de cerámica, piel, telas, madera, y anticuarios preciosos. Una nueva corriente de objetos de decoración y diseño interiores está surgiendo sobretodo en Tánger o Marrakech. A menudo son tiendas regentadas por expatriados, que recuperan artesanía con un toque moderno, chic o natural.
La tumba de Ibn-Battuta
La tumba del gran viajero de la edad media Ibn-Battuta se encuentra escondida en la medina de Tánger. Si no vas con guía, asegúrate de seguir las flechas rojas del itinerario en las esquinas de las callejuelas para encontrarla. Es como una romería de homenaje a uno de los primeros grandes viajeros conocidos.
Habrás visto que el aeropuerto de Tánger lleva su nombre y el estadio de futbol principal que está en la carretera de Rabat que te lleva a la ciudad. Y seguro que sabes quien fue Marco Polo pero posiblemente no quien fue Ibn-Battuta.
Fue un viajero en tiempos de Marco Polo que viajó incluso más lejos que él y lo dejó escrito con muchos más detalles también.
Coetáneo de éste, se conserva el relato de sus más de 30 años de viajes por el mundo desde su Tánger natal a la Meca, Oriente medio , India y China, hasta Tombuctú.
Como muchos lugares de la medina y la kasbah, el lugar ha sido reacondicionado y puesto de relevancia durante la pandemia.
El Petit Zocco
Acabaremos por llegar a la plaza del Petit Zocco, indiscutible punto de reunión en Tánger. Bulliciosa a todas horas, es el punto de encuentro de grupos de turistas en su visita por la ciudad. Son el teatro que se ve desde las terrazas tranquilas de los icónicos cafés Centrale y Tingis, que recuerdan la Tánger de los espías.
Desde el Petit Zocco se puede ir hacia la mezquita y un nuevo mirador que baja al puerto. Allí hay un precioso conjunto de edificios de aire colonial que es la cara de la Tánger más romántica que da al mar. La nueva marina deportiva está casi enfrente. Siguiendo hacia la derecha por el larguísimo paseo marítimo llegarías a la Corniche de Tánger y la zona de Malabata.
Calle Siaghine y Place 9 d’avril
También desde el Petit Zocco puedes ir en dirección opuesta y caminar por la calle Siaghine, la más comercial. Encontrarás el gremio de los joyeros en una de las adyacentes. Después puedes acercarte al mercado donde comprar fruta, verduras, carne y pescado. La calle finaliza en el antiguo Zoco Grande ahora reconvertido en la bonita Place 9 de abril, ya justo fuera de la medina. Uno se la imagina sin coches como punto de encuentro de gente comprando y vendiendo sus mercancías.
4. Más cosas que visitar en Tánger
Otro de los lugares que no puedes perderte en tu visita por la kasbah y la medina de Tánger es la antigua Delegación americana, repleta de arte y mobiliario de principios de siglo XX.
También vale la pena entrar para respirar la atmósfera de otros edificios como el Hotel Continental, el Minzah y el histórico café Paris. Los habían frecuentado personajes ilustres, escritores y actores en esa misma época.
Por último llega al menos a la plaza de los cañones, con gente siempre sentada en el muro como el malecón de la Habana.
Y cuando esté restaurado, el Teatro Cervantes será bonito de ver. Se están rehabilitando emblemáticos de la historia española de Tánger. Hay muchísimos más rincones que ver de la época internacional de esta ciudad.
Y por supuesto de la nueva modernidad y lujo, fruto de un plan de revitalización de este enclave tan singular. Si tienes curiosidad por leer más sobre qué ver en Tánger, puedes encontrar más info en este post.
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